Nuestra Señora de la Vida

27 de enero:
Provence, Francia
La localidad de Mougins es realmente un antiguo pueblo situado en el sur de Francia, a poca distancia de Cannes. Moungins está completamente rodeado por densos bosques y hay una variedad de altos pinos y otros árboles que crecen en medio de edificios de la ciudad.

Al igual que muchos otros lugares de Europa el pueblo supo estar cercado por un muro de piedra situado con torres fuertes, aunque la mayoría de esos muros ya han caído desde hace mucho tiempo. Muchas de las encantadoras residencias mayores, sin embargo, todavía están en uso frente a las viviendas nuevas.

Fue en algún momento durante el siglo XI, cuando un noble local donó la colina que domina el pueblo a los monjes de San Honorario, que se preocupaba por la población local hasta la época de la Revolución Francesa. Los monjes construyeron una capilla en el cerro conocido como Santa María, aunque muy poco de esa estructura original aún permanece. La Capilla de Nuestra Señora de la Vida, o Notre Dame de Vie en francés, fue construida en 1646, y se levanta sobre el antiguo emplazamiento de la iglesia.

La ermita de Notre Dame de Vie, Nuestra Señora de la Vida, se encuentra situada en un sitio precioso que todavía domina el pueblo, situado en un largo prado bordeado por dos filas de cipreses gigantes. Hay una paz natural y la quietud que parece invadir el alma en este lugar, que fue una vez un sitio de muchos milagros.

El nombre de la primera capilla fue cambiado de Saint Mary en Notre Dame de Vie, Nuestra Señora de la Vida, cuando se descubrió que se podía encontrar para tomarse un respiro allí. La advocación de Notre Dame de Vie pronto se hizo famosa en toda la zona como un santuario especial de gracias, ya que si los bebés nacidos muertos eran llevados allí y serían milagrosamente devueltos a la vida para que puedan ser bautizados.

Actualmente, la capilla se ha reducido a la ruina, y una cruz de piedra rota por la mitad se levanta sola en medio de las ruinas. Debajo de estas ruinas hay pasajes subterráneos y un altar de piedra en el que se dice todavía vienen a poner a esos pequeños niños que fallecían a poco de nacer. Apenas se los posaba sobre esta piedra, los bebés muertos abrían sus ojos de nuevo, se les sentía una leve respiración hasta que el agua del bautismo fluye sobre la frente y luego se duermen otra vez, para ascender a los cielos.

traducido por mallinista
(fuente: www.roman-catholic-saints.com)

Escucha la historia de éste Santuario    http://www.nuestrasenoradelavida.es/un-lugar.html


"LA GRAN OBRA DE MI VIDA"

Entre todas las obras realizadas por el padre María-Eugenio, sin lugar a dudas, la más importante es la fundación del Instituto. Al final de su vida decía: "Notre Dame de Vie es la gran obra de mi vida". Elegido por Dios, recibe la fuerza de su Espíritu para ser padre de una gran familia a quien transmitir la Vida recibida.

Sintió muy pronto, durante su noviciado, que estaba llamado a ser padre de muchos hijos. Pero todavía faltaban muchos años para que las causas providenciales fueran concretando su misión.

El Instituto Secular Notre Dame de Vie lleva el reflejo del padre, sus rasgos más esenciales. Ésta es su historia.

Notre Dame de Vie, pensado por Dios desde toda la eternidad, como le gustaba recordar al padre María-Eugenio, se convierte en una realidad encarnada en un momento de la historia: el año 1932 y en un lugar preciso: el santuario dedicado a Nuestra Señora de la Vida, en la región de Vaucluse, en Francia. Estas fueron las circunstancias.

En 1929, el padre María-Eugenio del Niño Jesús era el superior del convento que los carmelitas tenían en Tarascón; el lunes de Pentecostés un grupo de personas, profesoras e intelectuales, atraídas por la espiritualidad de los santos del Carmelo, irán a su encuentro para pedirle que les enseñe la ciencia de la contemplación. El padre aceptará de buen grado, pues desde hacía algun tiempo se sentía preocupado por la difusión de la doctrina del Carmelo.

Estaba convencido de que era ante todo un espíritu, y que por lo tanto, podía ponerse al alcance de todo el mundo y vivirse en medio del mundo, de forma adaptada a las necesidades de nuestra época. Aunque algo confusamente, sentía que tenía una misión, que tenía "algo que hacer", según una expresión muy suya.

Lo había incluso comentado con su provincial. Este encuentro fue el comienzo de unos Cursos de Oración organizados en Marsella durante varios años y cuyas enseñanzas, prácticas y adaptadas, fueron las primicias de su obra escrita "Quiero ver a Dios".

Otra serie de acontecimientos le obligarán a actuar. Un día después de una de las charlas, las tres directoras del Colegio de Marsella le dicen: "Todo lo que tenemos, se lo damos. Díganos lo que tenemos que hacer y lo haremos". Eran las primeras piedras de la fundación, entre ellas Marie Pila, colaboradora del padre María-Eugenio y cofundadora del Instituto.

El nombramiento como prior del noviciado de Agen, ciudad alejada de Marsella, en marzo de 1932, le impulsará a dar el paso. Un año antes, un miembro del Carmelo Seglar le había ofrecido su finca "Notre Dame de Vie", en Venasque, región de Provenza con el deseo de que se hiciera una obra carmelitana. Puesto que esta persona mantenía su propuesta, el padre decide instalar allí a su pequeño grupo.

El Espíritu Santo ha ido preparando los acontecimientos y la Virgen había ido preparando el lugar: lugar mariano, como el Carmelo es tierra de María. Lugar, donde desde el siglo VI, se venera a María en el santuario que lleva la advocación de Notre Dame de Vie. Se convertirá en la primera casa de soledad y de formación del Instituto.

Pero ¿cuál era el ideal de esta nueva fundación? ... El objetivo de la fundación era unir intimamente vida contemplativa y vida apostólica en medio del mundo, impregnando de oración todo apostolado, para ser testigos del Dios Vivo por la palabra y por la vida. Los miembros de este grupo se irán formando sucesivamente en la soledad de este lugar, para aprender poco a poco la vida de oración y así poder integrarla en sus ambientes profesionales.

El padre María-Eugenio decía: "El apostolado ya no se puede seguir haciendo a lo largo de la orilla, pues los bancos de peces están en alta mar" Era el principio de lo que más tarde la Iglesia reconocería como Institutos Seculares: "Consagración a Dios y a los hombres", "en el mundo y desde el mundo".

La pequeña agrupación que nacía en torno al Santuario de Notre Dame de Vie, tuvo de inmediato la aprobación eclesial y también de la Orden del Carmen. En 1948, tras sucesivos refrendos de la Iglesia, se convierte en Instituto Secular de Notre Dame de Vie, después de que la Constitución Apostólica Provida Mater aprobara, el 2 de febrero de 1947, esta nueva forma de vida consagrada en la Iglesia. En 1962, el Instituto es reconocido de derecho pontificio.