Se dice que en Roma, desde siempre, cada persona, cada familia, cada país tiene su casa. Y en Lourdes, muy especialmente, es Maria Inmaculada que el Papa ha querido reconocer y venerar en el corazón de la fe de la Iglesia: una gruta de Lourdes ha sido reproducida en los jardines del Vaticano y contiene uno de los primeros altares de la gruta de Massabielle de Lourdes. La construcción de esta gruta fue solicitada por el Papa León XIII en 1902 e inaugurada por el Papa Pío X en 1905.
Lourdes sirve a los enfermos. Con ellos el Papa celebra el aniversario de las apariciones en San Pedro de Roma, el 11 de febrero, fecha escogida para celebrar también la Jornada Mundial de los Enfermos en un gran santuario, este año será en el de Altötting en Baviera.
Y cuando los Misioneros de la Inmaculada Concepción, los padres de Garaison, primeros capellanes de Lourdes, buscaron un “pied-à-terre” se establecieron en la casa donde había muerto san Benito José Labre, el santo mendigo, que siempre vivió por los caminos y fue enterrado en Roma, en la iglesia de Nuestra Señora del Monte. Él es el patrón de la Hospitalidad de Lourdes, su diócesis de origen, la diócesis de Arras, acaba de erigirle una estatua, cerca del refugio San Michel.
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