Fiesta: Octubre 9
Obispo y Doctor de la Iglesia
Año 749
Se le llama "Damasceno", porque era de la ciudad de Damasco (en Siria).
Su fama se debe principalmente a que él fue el primero que escribió defendiendo la veneración de las imágenes.
Era hijo de un alto empleado del Califa de Damasco, y ejerció también el importante cargo de ministro de Hacienda en esa capital. Pero de pronto dejó todos sus bienes, los repartió entre los pobres y se fue de monje al monasterio de San Sabas, cerca de Jerusalén, y allí se dedicó por completo a leer y escribir.
Juan se dio cuenta de que Dios le había concedido una facilidad especial para escribir para el pueblo, y especialmente para resumir los escritos de otros autores y presentarlos de manera que la gente sencilla los pudiera entender.
Al principio sus compañeros del monasterio se escandalizaban de que Juan se dedicara a escurrir versos y libros, porque ese oficio no se había acostumbrado en aquella comunidad. Pero de pronto cambiaron de opinión y le dieron plena libertad de escribir (dice la tradición que este cambio se debió a que el superior del monasterio oyó en sueños que Nuestro Señor le mandaba dar plena libertad a Damasceno para que escribiera).
En aquel tiempo un emperador de Constantinopla, León el Isaúrico, dispuso prohibir el culto a las imágenes, metiéndose él en los asuntos de la Iglesia, cosa que no le pertenecía, y demostrando una gran ignorancia en religión, como se lo probó en carta famosa el Papa Gregorio II. Y fue entonces cuando le salió al combate con sus escritos San Juan Damasceno. Como nuestro santo vivía en territorios que no pertenecían al emperador (Siria era de los Califas mahometanos), podía escribir libremente sin peligro de ser encarcelado. Y así fue que empezó a propagar pequeños escritos a favor de las imágenes, y estos corrían de mano en mano por todo el imperio.
El iconoclasta León el Isaúrico, decía que los católicos adoran las imágenes (se llama iconoclasta al que destruye imágenes). San Juan Damasceno le respondió que nosotros no adoramos imágenes, sino que las veneramos, lo cual es totalmente distinto. Adorar es creer que una imagen en un Dios que puede hacernos milagros. Eso sí es pecado de idolatría. Pero venerar es rendirle culto a una imagen porque ella nos recuerda un personaje que amamos mucho, por ej. Jesucristo, la Sma. Virgen o un santo. Los católicos no adoramos imágenes (no creemos que ellas son dioses o que nos van a hacer milagros. Son sólo yeso o papel o madera, etc.) pero sí las veneramos, porque al verlas recordamos cuanto nos han amado Jesucristo o la Virgen o los santos. Lo que la S. Biblia prohibe es hacer imágenes para adorarlas, pero no prohibe venerarlas (porque entonces en ningún país podían hacerse imágenes de sus héroes y nadie podría conservar el retrato de sus padres).
San Juan Damasceno decía en sus escritos: "lo que es un libro para los que saben leer, es una imagen para los que no leen. Lo que se enseña con palabras al oído, lo enseña una imagen a los ojos. Las imágenes son el catecismo de los que no leen".
Dicen autores muy antiguos que el emperador León, por rabia contra San Juan Damasceno por lo bien que escribía en favor de las imágenes, mandó a traición que le cortaran la mano derecha, con la cual escribía. Pero el santo que era devotísimo de la Sma. Virgen, se encomendó a Ella con gran fe y la Madre de Dios le curó la mano cortada y con esa mano escribió luego sermones muy hermosos acerca de Nuestra Señora.
Fuente: http://www.ewtn.com/spanish/saints/Juan_Damasceno.htm
La imagen se originó en Siria en el siglo VIII durante la lucha en defensa de los iconos. El emperador iconoclasta León III el Isáurico acusó injustamente a Juan Damasceno, defensor del culto de las imágenes, ante el califa de Damasco. El califa ordenó cortarle la mano derecha. Juan Damasceno se pasó toda la noche rezando, y prometió a Dios que seguiría luchando en defensa de los iconos si le devolvía la mano. La Virgen se le apareció en sueños y le tranquilizó: "Tu mano ha curado; cumple con tu promesa". Al despertar y verse sano, Juan compuso el himno En ti se alegran y colgó una mano de plata, como exvoto, sobre el icono de la Virgen.
Este relato origina la iconografía de la Virgen con tres manos (la tercera, que cuelga del cuello). Juan Damasceno llevó consigo el icono al monasterio de San Saba, en Palestina, donde murió centenario. Posteriormente, el arzobispo Saba trasladó a Serbia el icono, y más tarde al monasterio griego de Chilandari, en el monte Athos. Fue ahí donde nació la versión en la que la tercera mano no cuelga del cuello de la Virgen como exvoto, sino que surge "naturalmente" de su manto. El 28 de julio de 1663, Nikón, patriarca de Moscú, solicitó al monasterio de Chilandari una copia del icono, y a partir de ahí se difundió por Rusa, como muchos otros iconos del monte Athos durante el siglo XVII.
Fuente:
http://www.historiarte.net/iconografia/tresmanos.html