Con él, no arriesgamos perdernos

Una iniciativa de la Asociación María de Nazaret

7 mayo – Italia: N.S. de Monticino (1776) - Beata María-Luisa Trichet



Nuestra Señora me salvó de la desesperación. Ese es el más grande peligro. La gente como yo tienen siempre la fe y la caridad necesarias; pero es en la esperanza donde puede fallar.

Durante dieciocho meses, yo no pude decir el “padrenuestro”. Hágase, Señor, tu Voluntad.

No podía decir esta frase, porque no podía aceptar su voluntad. Era horrible.

 No se trata de decir oraciones a la ligera; sino de sentir verdaderamente lo que se dice.

Entonces, recé a María. Las oraciones a María son oraciones de reserva.

No hay una sola en toda la liturgia, ni una, que el más grande pecador no pueda verdaderamente rezar.

 En la búsqueda de salvación, el Avemaría es el último socorro. Con ella nadie se pierde.

Charles Péguy
Lettre à Joseph Lotte