Nuestra Señora de Aparecida para iluminar
Etampas de oraciones a nuestra Señora de Aparecida
Imágenes de Nuestra Señora de Aparecida
BRASIL
Fiesta 12 de Octubre
Nuestra Señora Aparecida o Nuestra Señora de la Concepción Aparecida es la advocación mariana patrona de Brasil. Su santuario se localiza en Aparecida, en el Estado de São Paulo y su fiesta se conmemora el 12 de octubre.Fiesta 12 de Octubre
A unos cuantos kilómetros de Guaratinguetá, villa del Estado de Sao Paulo, se encuentra el pueblo de la Aparecida, que debe su nombre y origen al Santuario de la Virgen que fue levantado en 1743
Historia
El hallazgo
Hay dos fuentes sobre el hallazgo de la imagen, que se encuentran en el archivo de la Curia Metropolitana de Aparecida (anterior a 1743) y en el Archivo Romano de la Compañía de Jesús, en Roma.
Su historia tiene su inicio a mediados de 1717, cuando llegó a Guaratinguetá la noticia de que el conde de Assumar, D. Pedro de Almeida y Portugal, gobernador de la entonces Capitanía de São Paulo y Minas de Oro, iría a pasar por la población de caminguajfoaso a Villa Rica (actual ciudad de Ouro Preto) en Minas Gerais.
Deseosos de obsequiarle con la mejor pesca que obtuviesen, tres pescadores arrojaron sus redes al río Paraíba del Sur; después de muchas tentativas infructuosas descendiendo por el curso del río llegaron el 12 de octubre a Porto Itaguaçu, donde atraparon en las redes el cuerpo de una imagen de Nuestra Señora de la Concepción sin cabeza. Tras una nueva tentativa atraparon la cabeza de la imagen. Animados por lo acontecido lanzaron de nuevo las redes con tanto éxito que obtuvieron una copiosa pesca.
El crecimiento de la devoción
Durante quince años la imagen permaneció en la residencia del pescador Felipe Pedroso, donde los pescadores se reunían para rezar. La devoción fue creciendo entre el pueblo pues se decía que muchos favores fueron alcanzados por aquellas gentes que rezaban delante de la imagen. La fama de los poderes extraordinarios de Nuestra Señora llegó hasta otras regiones de Brasil. Se construyó una capilla, que pronto se quedó pequeña. Debido al aumento de fieles, en 1834 se inició la construcción de una gran iglesia, la actual Basílica de Nuestra Señora Aparecida.
En 1904 la imagen fue coronada con la presencia del Nuncio Apostólico y del presidente de la República.
En 1929, Nuestra Señora fue proclamada Patrona Oficial del Brasil por determinación del papa Pío XI. El papa Juan Pablo II, en su visita a Brasil en 1980, consagró la Basílica que alberga la imagen y concedió más tarde indulgencias a los devotos de Nuestra Señora Aparecida.
Descripción de la imagen
La imagen sacada del río era de terracota y medía 40 cm de altura. Los monjes benedictinos que la describen en aquella época, acreditan que originalmente estaba policromada, como era costumbre en la época. El color canela que presenta en la actualidad probablemente se debe a la exposición al humo de las velas de los devotos.
No se sabe cómo la pequeña imagen de solo 36 centímetros fue a parar al río, pero sí se conoce a su autor, Frei Agostino de Jesús, un monje carioca de Sao Paulo que trabajaba el barro con arte y refinamiento. La imagen que fue moldeada hacia el 1650, permaneció sumergida en el Paraíba por muchos años, hasta perder su policromía original y quedar de un brillante color castaño oscuro.
La Virgen morena se presenta a la veneración de los fieles recubierta por un rígido manto de gruesas telas ricamente bordadas, que sólo permiten verle el rostro y las manos, que une sobre el pecho en continua oración. Porta la corona imperial, de oro y piedras preciosas, con la que fue coronada reina de Brazil por el Papa Pío X en el 1904. Pío XII la proclamó patrona principal del Brasil en 1930 y el día de su fiesta, el 12 de octubre ha sido declarado feriado nacional.
Dos años antes, un individuo lanzó al suelo la imagen fraccionándola en muchos pedazos. Quiso así parar el gozo de la celebración que se esperaba. Pero el amor y el cuidadoso trabajo de varios artistas y expertos entre ellos Maria Helena Chartuni logró reconstruirla perfectamente y la Virgen Aparecida retornó a su nicho en la basílica en medio de la enorme multitud que la aclamaba por madre del Brasil. El odio jamás vencerá sobre el amor de la Madre de Dios quien nunca abandona a sus hijos.
Cooperación necesaria
Juan Pablo II en ocasión del centenario de la coronación de Nuestra Señora Aparecida, 2004, escribe que "este patrocinio de María sobre una nación no es posible sin la cooperación de sus protegidos, sino que supone su libre consentimiento, que se renueva cada día; supone que se hagan dignos de él, encarnado en un compromiso de vida inspirado por las certezas profundas y sólidas de la fe".
Dirigiéndose en particular a los obispos, el Papa subraya la importancia de "asumir con verdadero espíritu pastoral la antiquísima devoción mariana de vuestro pueblo. (...) Para que esta devoción sea un camino para el encuentro, en la fe, con Dios en Jesucristo, depende mucho del ejemplo de los pastores y de los agentes de pastoral".
"Ayudad por tanto a los fieles a vivir su devoción mariana como un testimonio claro y valiente de amor a Cristo, que manifieste la identidad personal y comunitaria de los católicos, contra el peligro del secularismo y del consumismo, y al mismo tiempo, favorezca en las familias la práctica de las virtudes cristianas. Del mismo modo, esta devoción ayudará a consolidar los vínculos de comunión con los pastores de la Iglesia de Cristo, afrontando la disgregación de la fe, tantas veces fomentada por el proselitismo de las sectas".
Oración a Nuestra Señora Aparecida
Oh incomparable Señora de la Concepción Aparecida, Madre de mi Dios, Reina de los ángeles, abogada de los pecadores, refugio y consuelo de los afligidos y perturbados,
oh Virgen santísíma, llena de poder y de valuntad, lanza sobre nosotros tu mirada favorable, para que seamos socorridos en todas las necesidades.
Recuérdate, clementísima Madre Aparecida, de que no consta que entre todos los que han recurrido
a ti, invocando tu santísimo nombre e implorado tu singular protección, alguno fuera .abandonado por ti.
Animado con esta confianza, recurro a ti. Te tomo hoy y para siempre como mi Madre y protectora, mi consuelo y guía, mi esperanza y luz en la hora de la muerte.
Así, pues, Señora, líbrame de todo lo que pueda ofenderte a ti y a tu Hijo, mi Redentor y Señor Jesucristo. Virgen bendita, preserva a éste tu indigno siervo, esta casa y los que habitan en ella, de la peste, del hambre, de la guerra, de los rayos, de las tempestades y de otros peligros y males que nos puedan asolar.
Señora Soberana, dígnate dirigirnos en todos nuestros negocios, espirituales y temporales.
Líbranos de la tentación del demonio, para que siguiendo el camino de la virtud, por los méritos de tu purísima virginidad y de la preciosísima Sangre de tu Hijo, te podamos ver, amar y gozar en la gloria eterna, por todos los siglos de los siglos.
Amén